Sábado, 20 de Septiembre de 2025

Miguel Ángel Morales Mora - Vallehermoso
Sábado, 03 de Diciembre de 2016
Los sucesos acontecidos el 24 de julio de 1936 marcaron el devenir histórico de este municipio de La Gomera

El 'fogueo': la toma de conciencia de la clase obrera en Vallehermoso

Los hechos ocurridos en Vallehermoso , el 24 de julio de 1936, conocidos como “El Fogueo” por los disparos que se intercambiaron entre los defensores del pueblo y los soldados de las fuerzas rebeldes que se habi?an levantado contra el Gobierno de la II Repu?blica, marcaron una etapa decisiva en la historia de este pueblo de La Gomera.

[Img #51280]Este constituyo? un caso excepcional en el a?mbito de las Islas Canarias, pues es el u?nico donde se registro? un acto de guerra real en defensa de la legalidad constitucional. Vallehermoso habi?a sido, adema?s, el segundo municipio, tras El Puerto de la Cruz, en tener una mayori?a socialista en su Ayuntamiento tras las elecciones de 1933, pues habi?a sido elegido Alcalde Victor Cabrera Armenteros en representacio?n de este partido poli?tico, que despue?s seri?a reelegido en 1936 al ser candidato por el Frente Popular.

 

El hecho de que Vallehermoso hubiera decidido resistir a la ocupacio?n de las fuerzas armadas golpistas, se debio? al acuerdo alcanzado en reuniones celebradas en la Federacio?n Obrera donde esta?n presentes su ma?ximo dirigente Manuel Quintana Florentino y el Alcalde accidental Ramo?n Cabrera Bernal, ya que el titular, Victor Cabrera se encontraba de viaje. Informado de esta decisio?n el Brigada Jefe del Puesto de La Guardia Civil, Francisco Mas Garci?a, decide asumir la responsabilidad y la organizacio?n de la defensa del pueblo y asi? se lo comunica al Delegado del Gobierno en S. Sebastian, Antonio Maci?a Leon, cuando es preguntado sobre si teni?an la intencio?n de defender el pueblo. (Vallehermoso “El Fogueo” – Ricardo Garci?a Luis y Juan Manuel Torres Vera)

 

Todo esto ocurri?a mientras en La Villa se habi?a decidido hacer una rendicio?n por la fuerza al carecer de armas y municio?n suficientes para hacer frente a un posible ataque de las fuerzas que veni?an a hacerse cargo de las instituciones de la Isla. Durante los di?as anteriores a estos sucesos las o?rdenes que llegaban hasta el Puesto de la Guardia Civil de Vallehermoso eran contradictorias: unas procedi?an de la Delegacio?n del Gobierno en S. Sebastia?n y las otras del Alfe?rez Jefe de la Li?nea de la Guardia Civil en Hermigua, Jose? Soler Boluda. En Vallehermoso se habi?a tomado la decisio?n, por parte de las fuerzas obreras, de hacerse con la Centralita Telefo?nica con el fin de controlar las comunicaciones, acto que se lleva a cabo el 21 de julio.

 

El di?a 24, a eso de las 10 de la man?ana, se divisan desde el pueblo las fuerzas destacadas que se encaminan al mismo por el camino real que uni?a Vallehermoso con Agulo, conocido como Camino del Roque. Antes se habi?an adelantado un Alfe?rez y un nu?mero de la Guardi?a Civil con el fin de negociar la rendicio?n incondicional del pueblo, pero ambos fueron hechos prisioneros al llegar al mismo. Segu?n declaraciones posteriores del Brigada Mas Garci?a, con el fin de protegerles de los vecinos del pueblo que se encontraban en un estado de a?nimo exaltado.

 

Las fuerzas consisti?an en una columna de 40 unidades de infanteri?a al mando del Teniente Antonio Garci?a Gonza?lez. Cuando llegaron a la altura de la primera casa de Morera, la de Guillermo Palmero, el Brigada de Vallehermoso ordeno? hacer fuego, segu?n declaraciones propias para evitar un ban?o de sangre, puesto que la entrada del pueblo habi?a sido preparada con dinamita para hacerla estallar al paso de los soldados. El tiroteo se generalizo?, desde el pueblo se disparaba desde el Cuartel y desde distintos lugares donde se habi?an parapetado los defensores.

 

Muchas personas habi?an abandonado sus casas por precaucio?n, pero otras se habi?an quedado ignorando el peligro que estaban corriendo. Se cuenta como algunas de estas personas oi?an el choque de las balas contra sus paredes mientras contemplaban el enfrentamiento desde sus ventanas. El tiroteo se prolongo? por espacio de ma?s de dos horas produciendo desazo?n entre los vecinos del pueblo que lo escuchaban y reacciones como la que tuvo un vecino de El Lomito, llamado Pancho Felipe:

 

- A estas horas debe de haber ya al menos 10 muertos y 30 heridos, y si no...¡Vaya pa`l carajo la Guardia Civil!

 

El enfrentamiento termino? cuando hirieron al corneta Enrique Mir Milla?n y las tropas decidieron retirarse a Hermigua. Por parte de los defensores, fue herido Juanito “El Foto?grafo”, que era de Ca?diz y estaba en el Cuartel de la Guardia Civil como voluntario para la defensa del pueblo.

 

El di?a 25 de ese mes, tropas de Infanteri?a en un nu?mero de cien personas y varios nu?meros de la Guardia Civil, todos ellos al mando del Teniente Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil Isidro Ca?ceres Ponce de Leo?n, con apoyo de caballeri?a, un pequen?o can?o?n y varias ametralladoras, vuelven a posicionarse en el Camino del Roque. Ya habi?an llamado al Brigada Mas Garci?a desde Hermigua y habi?an acordado la rendicio?n de los defensores, no obstante los me?dicos del pueblo Toma?s Bencomo y Toma?s Jime?nez se desplazaron con bandera blanca hasta Cruz de Tierno para negociar la rendicio?n del pueblo.

 

La entrada de las tropas ocupantes en Vallehermoso se produce el di?a 26 de julio a las dos de la tarde. El Teniente Coronel al mando no respeto? en absoluto lo pactado con el Brigada y con los dos me?dicos que salieron a negociar la misma. Se detuvo inmediatamente a los ma?ximos responsables del enfrentamiento con el Eje?rcito: Ramo?n Cabrera Bernal, Manuel Quintana, el Brigada de la Guardia Civil y algunos paisanos ma?s que fueron acusados por la gente de derecha proclive al levantamiento fascista y que habi?an esperado este momento para ajustar algunas cuentas pendientes con las organizaciones obreras que les habi?an privado de sus ancestrales privilegios.

 

 

Hay un intento de fusilar a los sen?alados como principales responsables en la misma calle del pueblo, pero la gente del mismo, de uno y otro bando, se oponen a que un acto de este tipo se lleve a cabo en unas circunstancias semejantes y se acuerda trasladarlos a Tenerife para alli? ser juzgados. Todos ellos fueron condenados a muerte y ejecutados entre agosto de 1936 y marzo de 1937. Guillermo Ascanio, que en esos momentos era Comandante-Jefe de la VIII Divisio?n del Eje?rcito del Centro de la II Repu?blica, fue ejecutado en Madrid el 4 de julio de 1941.

 

La represio?n posterior fue brutal: innumerables detenidos que fueron trasladados a los salones que teni?a en S/C de Tenerife la compan?i?a inglesa de exportacio?n Fyffes, a prisiones flotantes como los barcos “Sta. Ana” y Porto Pi; la prisio? n de S. Miguel, destinada a mujeres. Todos estos lugares ejercieron de verdaderos Campos de Concentracio?n, donde se sometio? a tortura a muchos de los detenidos y se ejecutaron a bastantes de ellos sin mediar, muchas veces, juicio alguno. Otros como Juanito “El Foto?grafo” , desaparecieron sin que se supiera que es lo que habi?a ocurrido con ellos, aunque con el paso del tiempo se supo que fueron ejecutados de forma clandestina y con procedimientos que repugnan a la dignidad humana.

 

A los que quedaron en el pueblo, pero eran acusados de colaboradores, se les destino? a trabajos forzosos, a las mujeres se les rapo? el pelo y se les puso a barrer las calles. Mientras que algunos optaron por huir y refugiarse en parajes escarpados donde permanecieron durante mucho tiempo siendo asistidos en sus necesidades ma?s elementales por la gente del pueblo que se arriesgaba a ser represaliada si eran sorprendidos en estas tareas.

 

¿Pero por que? ocurrio? todo esto en un pequen?o pueblo, olvidado de todo el mundo, en una pequen?a isla aislada en medio del Atla?ntico? Es verdad que en parte, en un principio, la mayori?a de la poblacio?n creyo? que la rebelio?n, iniciada el 18 de julio de 1936 por fuerzas del Eje?rcito contra el legi?timo Gobierno de la II Repu?blica, iba a ser sofocado en pocos di?as y que era cuestio?n de “aguantar” ese tiempo para que todo volviera a la normalidad, pero la verdadera razo?n hay que buscarla en causas mucho ma?s profundas y relacionadas con el devenir sociolo?gico de Vallehermoso.

 

En 1936 la clase obrera de Vallehermoso, que ya habi?a comenzado a tomar conciencia de su situacio?n en las etapas finales de la monarqui?a de Alfonso XIII, teni?a ya una actitud decidida en la defensa de sus intereses. Esta actitud habi?a surgido como consecuencia de la actividad de personas como el ingeniero Guillermo Ascanio Moreno, que contribuye decididamente a la creacio?n de las Juventudes Republicanas y de la Federacio?n Obrera (cuyo primitivo embrio?n fue la Sociedad 8 de Septiembre). Igualmente decisivos en esta concienciacio?n ciudadana fueron el poeta Pedro Garci?a Cabrera, Blanca Ascanio Moreno, hermana de Guillermo y Juan Pedro Ascanio que, junto a un grupo de jo?venes gomeros, comenzaron a publicar un perio?dico llamado “ Altavoz ” .

 

La situacio?n de los trabajadores en Vallehermoso, al igual que en el resto de La Gomera, a comienzos del siglo XX, era verdaderamente lamentable: los terratenientes teni?an un comportamiento feudal y el sometimiento de los campesinos era total, de tal manera que si e l “amo” los expulsaba de sus tierras estaban casi condenados a morir de hambre. Esto y el analfabetismo, un denominador comu?n entre la clase trabajadora de la isla, haci?a casi imposible que la situacio?n social pudiera revertirse en beneficio de los sometidos, producie?ndose enormes tensiones entre los obreros y campesinos, por un lado, y los propietarios de las tierras por el otro. La inexistencia de carreteras, la primera no estuvo habilitada hasta 1949, y de puertos mari?timos, haci?an que la incomunicacio?n interior y exterior favoreciera la pra?ctica de actitudes ma?s propias de la Edad Media que del siglo XX. La justicia, por otra parte, era pra?cticamente inexistente, sentenciando siempre a favor de los llamados “caciques”.

 

Con la llegada de la II Repu?blica y la constitucio?n en el pueblo de la Federacio?n Obrera, la clase trabajadora y campesina de Vallehermoso comienza a plantear reivindicaciones como la mejora de sus condiciones de trabajo, horarios ma?s reducidos, contratos de medianeri?a, etc. Esta nueva situacio?n hace reaccionar a los centros de poder, agrupa?ndose las llamadas “fuerzas vivas” y traslada?ndose un representante a Tenerife para exponer alli? la nueva situacio?n que comenzaba a vislumbrarse en La Gomera.

 

No obstante, el movimiento obrero era ya imparable: en 1933 es nombrado primer alcalde socialista, segundo municipio que lo consegui?a tras El Puerto de la Cruz en Tenerife, y se producen los llamados “Sucesos de Hermigua” que tendri?a una gran influencia en 1936 en Vallehermoso. El miedo que estos sucesos, con la muerte de dos guardias civiles y un obrero, despertaron en parte de la poblacio?n, hace posible la creacio?n de un Puesto de la Guardia Civil, que es solicitado por la Comisio?n Gestora del Ayuntamiento de Vallehermoso el 17 de abril de 1933 y que tendri?a un gran protagonismo en el enfrentamiento y rechazo de las fuerzas golpistas que se disponi?an a tomar el pueblo tras el “golpe de Estado” propiciado por parte del eje?rcito espan?ol en 1936.

 

Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, la situacio?n se radicaliza aun ma?s y los enfrentamientos verbales, asi? como las amenazas, comienzan a producirse en el pueblo de forma habitual. El nombramiento del General Franco como Comandante

 

Militar de Canarias y los rumores que comienzan a extenderse de un posible golpe contra el poder legalmente constituido hacen que muchas personas, de las llamadas “derechas”, comiencen a reunirse clandestinamente para tratar de organizarse ante un posible levantamiento militar. Algunas de estas personas son detenidas y puestas a disposicio?n judicial, pero con escasas consecuencias.

 

Lo cierto es que parece muy probable que la poblacio?n ma?s fra?gil de Vallehermoso, obreros y campesinos, no se resignaran a perder de pronto todos los derechos conquistados en una lucha tenaz contra una oposicio?n caciquil que haci?a muy difi?cil la misma. El nivel de analfabetismo habi?a descendido, se crearon grupos de teatro y se hicieron realidad publicaciones perio?dicas como “ALTAVOZ”, se constituyo? la Federacio?n Obrera, se mejoraron los contratos de medianeri?a y arrendamiento de tierras, se cobraban salarios ma?s dignos con unos horarios de trabajo ma?s justos y se gobernaba en el Ayuntamiento.

 

Esto que parece tan elemental en nuestros di?as, eran logros inimaginables haci?a poco tiempo. Asi? se cuenta la ane?cdota del Diputado que visitaba la Isla, en tiempos de la II Repu?blica, acompan?ado de las llamadas “fuerzas vivas” y comentando el lamentable estado socio-cultural y econo?mico en que se encontraba la mayori?a de la poblacio?n de La Gomera, les pedi?a una mayor colaboracio?n para terminar con una situacio?n indigna. La respuesta que recibio? por parte de uno de los terratenientes presentes no dejaba lugar a dudas sobre cua?les eran las intenciones de estos:

 

-¿Pero entonces, Sr. Diputado, quie?nes van a trabajar nuestras tierras?

 

Ante una situacio?n como la descrita, y temiendo que en caso de derrota de las fuerzas fieles a la II Repu?blica se volviera a una situacio?n como la que ya habi?an padecido anteriormente y que aun podi?a ser peor al unirse la tirani?a de siempre con las ansias de venganza por el control al que habi?an sido sometidos por la clase obrera, no dudaron en sacrificar todo lo que teni?an, incluso su propia vida.

 

Hay quien dice que en realidad no sabi?an a lo que se enfrentaban y que en el supuesto de haberlo sospechado no se hubieran arriesgado al enfrentamiento, pero el caso es que una conversacio?n entre el Alcalde accidental, Ramo?n Cabrera Bernal y su padre, la desmiente. El padre de Ramo?n, antes de los hechos de El Fogueo, habi?a aconsejado a este coger un caballo que teni?a y huir del pueblo para evitar problemas con el Eje?rcito, siendo la respuesta de Ramo?n tan concluyente que despeja cualquier duda sobre el conocimiento del peligro que corri?a:

 

-Padre, por ningu?n concepto puedo hacer esto, yo he quedado en defender el pueblo junto a la Guardia Civil.

 

La capacidad de sufrimiento y entrega por un ideal de todas estas personas y sus familias, es posible que no haya sido valoradas en sus justos te?rminos, pues muchos de los nacidos en este pueblo hoy disfrutamos de una situacio?n socio-econo?mica que no hubie?ramos tenido sin el sacrificio de ellos y de tantas otras personas que hicieron lo mismo en todo el pai?s. Es hora de reconciliacio?n, pero esto no puede implicar jama?s el olvido: no mirar al futuro es una insensatez, pero no recordar el pasado es, al menos, una ingratitud.

 

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