La Poetisa «Isleña» Cesarina Bento: Desde Agulo de La Gomera Hasta La Habana
Cesarina Bento, La Poetisa Desconocida De Agulo
Destacada poetisa canaria que cantó en Cuba. Su obra poética se halla citada en nuestra literatura canaria, sin embargo apenas es conocida globalmente. Su más importante poema es «El asesino condenado a muerte»,
que fue publicado en Santa Cruz de Tenerife por Elías Mújica García en «Poetas Canarios, una colección de escogidas poesías de autores que han florecido en estas islas en el presente siglo».
Cesarina Bento, de ascendencia ilustre, nació en Agulo, el 29 de enero de 1844, en el seno de una de las familias dominantes de la época. Como tantos otros canarios del momento, su padre, José Ramón Bento y Peraza de Ayala, decide que la familia se traslade a Cuba, cuando Cesarina sólo cuenta con diez años de edad. Según se desprende de las cartas que escribió a su hermano Tomás, su padre proyectaba adquirir unas caballerías en San Andrés para hacer una finca, pero el asentamiento definitivo en Cuba sería Cárdenas y sus proximidades.
Vivirán en Cuba 9 años. En 1862 los Bento están decididos a volver a La Gomera, pero la marcha se retrasará un año, a causa de una dolencia que padece su madre Josefa Montesino. Finalmente sale de la isla en los últimos días de octubre y llegan a Cádiz el 11 de noviembre de 1863.
Cesarina había escrito en Cuba los poemas iniciales que darían forma a su actividad poética posterior, ya en España, si bien no olvidará a la Perla del Caribe. No escapará a la influencia del paisaje cubano, ni a la belleza romántica de los avalares más dramáticos de la naturaleza. En otra carta a su hermano Tomás le cuenta: « Hemos tenido aquí un temporal de agua y viento todo el día de ayer y parte de la noche que se creyó que iba a concluir el mundo; felizmente aquí no fue tanto como en las palizadas donde hubo un remolino que arrancó las palmas y los plátanos de raíz; también dicen que tumbó una casa de medio para arriba y se la llevó dejándola un poco más lejos como un buque sin palos; los habitantes de allá estaban en el cuarto y el remolino se llevó la sala; también hundió una casa de tabaco; pero gracias a Dios no murió nadie. El río está crecido, y están arreglando la chalana para ir por las cartas....» NOTA CITADA EN «AISLADOS.» PERIÓDICO EL MUNDO, AÑO III NÚM. 44 POR CARLOS GAVIÑO DE FRANCHY).
Cesarina escribe sobre su isla natal y de sus mayores, La Gomera, a donde regresará el 13 de marzo de 1870.
Su familia de enorme raigambre y poder político, llegando a ser los más ricos de La Gomera, hicieron de mecenas de los más destacados viajeros que recalaban en la Isla en aquellos momentos. El doctor Verneau fue uno de ellos, y dejó constancia en su crónica de aproximación científica «Cinco años de estancia en las Islas Canarias», los agasajos de que fue objeto por la familia de los Bento, en los pueblos de Hermigua y Agulo.
![[Img #54567]](upload/img/periodico/img_54567.jpg)
En periódico EL DIARIO DE TENERIFE de fecha 13 de junio de 1910 aparece una gacetilla necrológica que dice: « D.E.P. En La Gomera ha fallecido la señora doña Cearina Bento Montesino, esposa de don Leoncio Bento, a quien lo mismo que a las demás familias de la finada, enviamos nuestro pésame».
Su producción literaria se dio a conocer por Sebastián Padrón Acosta en el trabajo «Musa isleña: Anchieta...», publicado en Biblioteca Canaria 1940 que dirigía Leoncio Rodríguez.
En el diario de la finada confiesa haber escrito varios libros en Cuba, se entiende en viajes posteriores, que permanecían inéditos, salvo el trabajo que había comenzado y que tituló «Las víctimas de un adulador».
MIGUEL LEAL CRUZ (Licenciado en Historia y periodismo)
_____________________________________
Los Hombres- Hojas
Hay una clase de.... animales raros
Que aún que tienen dos pies y una cabeza
Donde brillan dos ojos semi-claros
Denotando su engaño ó su bajeza,
Pasar intentan por lucientes faros
Hablando de su honor y su nobleza
Y son Hojas no más que fácilmente
El soplo mueve de ligero ambiente.
Ante esas hojas que la brisa lleva
El Tronco se alza soberano, erguido:
La Primavera su verdor renueva;
Con usura le dá lo que ha perdido,
Y su copa gentil al cielo eleva
Sin temer de los vientos el silbido,
Mientras las hojas corren el espacio
Para parar buscando algún palacio.
Eres tú el tronco; Democracia augusta,
Que con placer contemplan los leales.
Alzarse firme, intrépida, robusta,
Contrastando furiosos vendavales.
¿Qué importa pues que la opresión injusta
Vierta su aliento germen de los males
Y en sus últimas, trémulas congojas
De tus troncos se lleve algunas hojas?
¡Dejadlas ir! si fáciles olvidan
Los beneficios del materno seno
Y en el de seres sin honor se anidan
De vil adulación entre el veneno:
De su suerte dejadlas que decidan:
Hojas ni fin descansarán en cieno.
Con compasión miradlas solamente
Que son hojas que agita leve ambiente.
Agulo, 19 de enero de 1869
Cesarina Bento Casanova
que fue publicado en Santa Cruz de Tenerife por Elías Mújica García en «Poetas Canarios, una colección de escogidas poesías de autores que han florecido en estas islas en el presente siglo».
Cesarina Bento, de ascendencia ilustre, nació en Agulo, el 29 de enero de 1844, en el seno de una de las familias dominantes de la época. Como tantos otros canarios del momento, su padre, José Ramón Bento y Peraza de Ayala, decide que la familia se traslade a Cuba, cuando Cesarina sólo cuenta con diez años de edad. Según se desprende de las cartas que escribió a su hermano Tomás, su padre proyectaba adquirir unas caballerías en San Andrés para hacer una finca, pero el asentamiento definitivo en Cuba sería Cárdenas y sus proximidades.
Vivirán en Cuba 9 años. En 1862 los Bento están decididos a volver a La Gomera, pero la marcha se retrasará un año, a causa de una dolencia que padece su madre Josefa Montesino. Finalmente sale de la isla en los últimos días de octubre y llegan a Cádiz el 11 de noviembre de 1863.
Cesarina había escrito en Cuba los poemas iniciales que darían forma a su actividad poética posterior, ya en España, si bien no olvidará a la Perla del Caribe. No escapará a la influencia del paisaje cubano, ni a la belleza romántica de los avalares más dramáticos de la naturaleza. En otra carta a su hermano Tomás le cuenta: « Hemos tenido aquí un temporal de agua y viento todo el día de ayer y parte de la noche que se creyó que iba a concluir el mundo; felizmente aquí no fue tanto como en las palizadas donde hubo un remolino que arrancó las palmas y los plátanos de raíz; también dicen que tumbó una casa de medio para arriba y se la llevó dejándola un poco más lejos como un buque sin palos; los habitantes de allá estaban en el cuarto y el remolino se llevó la sala; también hundió una casa de tabaco; pero gracias a Dios no murió nadie. El río está crecido, y están arreglando la chalana para ir por las cartas....» NOTA CITADA EN «AISLADOS.» PERIÓDICO EL MUNDO, AÑO III NÚM. 44 POR CARLOS GAVIÑO DE FRANCHY).
Cesarina escribe sobre su isla natal y de sus mayores, La Gomera, a donde regresará el 13 de marzo de 1870.
Su familia de enorme raigambre y poder político, llegando a ser los más ricos de La Gomera, hicieron de mecenas de los más destacados viajeros que recalaban en la Isla en aquellos momentos. El doctor Verneau fue uno de ellos, y dejó constancia en su crónica de aproximación científica «Cinco años de estancia en las Islas Canarias», los agasajos de que fue objeto por la familia de los Bento, en los pueblos de Hermigua y Agulo.
![[Img #54567]](upload/img/periodico/img_54567.jpg)
En periódico EL DIARIO DE TENERIFE de fecha 13 de junio de 1910 aparece una gacetilla necrológica que dice: « D.E.P. En La Gomera ha fallecido la señora doña Cearina Bento Montesino, esposa de don Leoncio Bento, a quien lo mismo que a las demás familias de la finada, enviamos nuestro pésame».
Su producción literaria se dio a conocer por Sebastián Padrón Acosta en el trabajo «Musa isleña: Anchieta...», publicado en Biblioteca Canaria 1940 que dirigía Leoncio Rodríguez.
En el diario de la finada confiesa haber escrito varios libros en Cuba, se entiende en viajes posteriores, que permanecían inéditos, salvo el trabajo que había comenzado y que tituló «Las víctimas de un adulador».
MIGUEL LEAL CRUZ (Licenciado en Historia y periodismo)
_____________________________________
Los Hombres- Hojas
Hay una clase de.... animales raros
Que aún que tienen dos pies y una cabeza
Donde brillan dos ojos semi-claros
Denotando su engaño ó su bajeza,
Pasar intentan por lucientes faros
Hablando de su honor y su nobleza
Y son Hojas no más que fácilmente
El soplo mueve de ligero ambiente.
Ante esas hojas que la brisa lleva
El Tronco se alza soberano, erguido:
La Primavera su verdor renueva;
Con usura le dá lo que ha perdido,
Y su copa gentil al cielo eleva
Sin temer de los vientos el silbido,
Mientras las hojas corren el espacio
Para parar buscando algún palacio.
Eres tú el tronco; Democracia augusta,
Que con placer contemplan los leales.
Alzarse firme, intrépida, robusta,
Contrastando furiosos vendavales.
¿Qué importa pues que la opresión injusta
Vierta su aliento germen de los males
Y en sus últimas, trémulas congojas
De tus troncos se lleve algunas hojas?
¡Dejadlas ir! si fáciles olvidan
Los beneficios del materno seno
Y en el de seres sin honor se anidan
De vil adulación entre el veneno:
De su suerte dejadlas que decidan:
Hojas ni fin descansarán en cieno.
Con compasión miradlas solamente
Que son hojas que agita leve ambiente.
Agulo, 19 de enero de 1869
Cesarina Bento Casanova








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