Ciclogénesis Explosiva de la Dependencia
Ciclogénesis explosiva es un término en meteorología que cuando lo escuchamos nos hace pensar en una especie de tormenta perfecta y que se refiere al nacimiento de un ciclón que sucede de manera muy rápida, con condiciones muy intensas y si hay un problema social de consecuencias inimaginables al que nos enfrentamos en las próximas décadas y sobre el que no puede haber distracciones, distinciones, ni ideologías; una situación crítica que nos afecta a todos y todas como sociedad en conjunto, ese es el derecho de nuestras personas mayores y dependientes a afrontar la etapa final de su vida con dignidad.
![[Img #96851]](https://gomeraverde.es/upload/images/10_2024/9399_cristopher-marrero-670x431.jpg)
Cristopher Marrero Galvan
Tristemente estamos descubriendo que hemos sido víctimas de un engaño. De un engaño cruel e insostenible, porque vivimos pensando que contribuimos con nuestros impuestos al sostenimiento de un Estado de Bienestar que garantizará nuestra vejez, no sólo con una pensión digna sino con una asistencia sociosanitaria adecuada, pero lo cierto es que cuando llega el momento nos convertimos en nuevas víctimas de un sistema incapaz de cumplir ese compromiso.
Porque la realidad es que con familias en las que tener más de un hijo es una utopía, en hogares donde cada vez es más difícil ahorrar porque los salarios no crecen al ritmo que lo hace el coste de la vida y mucho menos las pensiones, donde es prácticamente imposible para muchas familias adaptar las condiciones de accesibilidad de sus viviendas y además hacerlo no tiene sentido porque los propios barrios se están convirtiendo en prisiones para las personas mayores y dependientes , la única alternativa viable es alcanzar un gran pacto social para abordar el problema de manera global. Dejar de hablar como si todo fueran número y estadísticas, muy malas, por cierto y empezar a verlo con humanidad y empatía.
Es doloroso ver personas que han pasado una vida de sacrificio y trabajo esperar amargamente por una valoración de dependencia o por una plaza residencial, solas, con escasos recursos, con una atención domiciliaria insuficiente, enfermas, atrapadas en casas donde apenas se pueden mover y de las que salir para hacer una mínima compra es una odisea.
Es necesario, urgente y obligatorio dar visibilidad a estas situaciones porque no son estadísticas, son personas, es Carmen, es Lola , son personas con nombres y apellidos que merecen humanidad y dignidad.
Es necesario y obligatorio desarrollar los planes de accesibilidad en los barrios y caseríos, aumentar los equipos profesionales multidisciplinares, orientar los planes de empleo y de formación a un sector que cada vez va a necesitar más profesionales cualificados para evitar que haya servicios que no se prestan por falta de personal cualificado, aumentar exponencialmente las plazas residenciales y de día y hacerlo sin condenar a las personas al desarraigo y la distancia. Nadie debería abandonar su isla o su entorno familiar para poder acceder a una plaza.
Estamos hablando de algo que debería ser prioritario mientras Canarias se sitúa a la cola de España en inversión en dependencia por habitante y cada vez es mayor la población potencialmente demandante de asistencia. Sólo en Valle Gran Rey un 35% de la población tiene entre 50 y 69 años con lo que nos podemos hacer una idea del envejecimiento y de cómo se agravará el problema en los próximos años, máxime cuando se está trabajando en un decreto de valoración de dependencia que ha puesto en pie de guerra a los profesionales del sector porque más que resolver viene a empeorar la situación actual.
En definitiva, actuar, invertir, destinar todos los recursos necesarios a un plan estratégico a corto medio y largo plazo para desarrollar un sistema de atención sociosanitaria público de primer nivel, eficiente y capaz de dar respuesta a una población cada vez más envejecida y con mayor esperanza de vida.
Y si no lo hacemos por solidaridad, por humanidad y por gratitud hagámoslo por egoísmo porque si hay algo de lo que podemos estar absolutamente seguros es que este es un problema que salvo que tengamos mucha suerte y/o dinero nos acabará golpeando en algún momento de nuestra vida. Probablemente en el más vulnerable.
Cristopher Marrero Galvan
Tristemente estamos descubriendo que hemos sido víctimas de un engaño. De un engaño cruel e insostenible, porque vivimos pensando que contribuimos con nuestros impuestos al sostenimiento de un Estado de Bienestar que garantizará nuestra vejez, no sólo con una pensión digna sino con una asistencia sociosanitaria adecuada, pero lo cierto es que cuando llega el momento nos convertimos en nuevas víctimas de un sistema incapaz de cumplir ese compromiso.
Porque la realidad es que con familias en las que tener más de un hijo es una utopía, en hogares donde cada vez es más difícil ahorrar porque los salarios no crecen al ritmo que lo hace el coste de la vida y mucho menos las pensiones, donde es prácticamente imposible para muchas familias adaptar las condiciones de accesibilidad de sus viviendas y además hacerlo no tiene sentido porque los propios barrios se están convirtiendo en prisiones para las personas mayores y dependientes , la única alternativa viable es alcanzar un gran pacto social para abordar el problema de manera global. Dejar de hablar como si todo fueran número y estadísticas, muy malas, por cierto y empezar a verlo con humanidad y empatía.
Es doloroso ver personas que han pasado una vida de sacrificio y trabajo esperar amargamente por una valoración de dependencia o por una plaza residencial, solas, con escasos recursos, con una atención domiciliaria insuficiente, enfermas, atrapadas en casas donde apenas se pueden mover y de las que salir para hacer una mínima compra es una odisea.
Es necesario, urgente y obligatorio dar visibilidad a estas situaciones porque no son estadísticas, son personas, es Carmen, es Lola , son personas con nombres y apellidos que merecen humanidad y dignidad.
Es necesario y obligatorio desarrollar los planes de accesibilidad en los barrios y caseríos, aumentar los equipos profesionales multidisciplinares, orientar los planes de empleo y de formación a un sector que cada vez va a necesitar más profesionales cualificados para evitar que haya servicios que no se prestan por falta de personal cualificado, aumentar exponencialmente las plazas residenciales y de día y hacerlo sin condenar a las personas al desarraigo y la distancia. Nadie debería abandonar su isla o su entorno familiar para poder acceder a una plaza.
Estamos hablando de algo que debería ser prioritario mientras Canarias se sitúa a la cola de España en inversión en dependencia por habitante y cada vez es mayor la población potencialmente demandante de asistencia. Sólo en Valle Gran Rey un 35% de la población tiene entre 50 y 69 años con lo que nos podemos hacer una idea del envejecimiento y de cómo se agravará el problema en los próximos años, máxime cuando se está trabajando en un decreto de valoración de dependencia que ha puesto en pie de guerra a los profesionales del sector porque más que resolver viene a empeorar la situación actual.
En definitiva, actuar, invertir, destinar todos los recursos necesarios a un plan estratégico a corto medio y largo plazo para desarrollar un sistema de atención sociosanitaria público de primer nivel, eficiente y capaz de dar respuesta a una población cada vez más envejecida y con mayor esperanza de vida.
Y si no lo hacemos por solidaridad, por humanidad y por gratitud hagámoslo por egoísmo porque si hay algo de lo que podemos estar absolutamente seguros es que este es un problema que salvo que tengamos mucha suerte y/o dinero nos acabará golpeando en algún momento de nuestra vida. Probablemente en el más vulnerable.
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