La eternidad es ahora
En 2018 defendí una moción conjunta del PSOE y ASG en pleno del Ayuntamiento de Valle Gran Rey para la ampliación del cementerio municipal en terrenos anexos al mismo, aprobada por unanimidad y con un acuerdo remitido al Cabildo de La Gomera, dado que resultaba vital la declaración de obra de Interés Estratégico Insular y la cooperación técnica y administrativa por parte de la institución insular.
![[Img #96947]](https://gomeraverde.es/upload/images/10_2024/9137_cristopher-marrero-670x431.jpg)
Cristopher Marrero Galvan
La situación llegó a ser tan complicada que a finales de 2019 quedaba poco más que una columna de nichos disponible en el cementerio de Las Manzanillas por lo que acometimos urgentemente la redacción del proyecto de ampliación.
Hay que agradecer a los técnicos que nos asesoraron en aquel momento y especialmente al arquitecto D. Cristóbal Vargas la disposición absoluta, a redactar el proyecto, pues nadie mejor que el autor intelectual de uno de los cementerios más hermosos de Canarias para llevar a cabo tal encomienda con éxito. No sólo se trataba de resolver un problema urgente sino de hacerlo sin alterar el diseño original de una obra tan emblemática y con el máximo respeto a las personas en él sepultadas y sus familias.
El 20 de febrero de 2020, siendo alcalde, en pleno inicio de la pandemia del COVID19 firmé la formalización del contrato de ejecución de las obras de ampliación con un presupuesto de 258.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. Menos de un mes después llegó el colapso total y el confinamiento provocado por la crisis sanitaria de la que en los meses siguientes tendríamos mucho que aprender como sociedad, pero aun así las obras se ejecutaron en un plazo razonable, aunque, por cuestiones conocidas, que no viene al caso recordar, ya no pude firmar el acta de recepción de estas ni supervisar la fase final de la ejecución.
En mi opinión fue un éxito de gestión. Redacción, licitación y adjudicación del contrato de ejecución de obras en apenas unos meses para resolver un problema urgente a pesar de tener todo en contra.
Basta analizar los datos de mortalidad de nuestro municipio para entender que esta solución sólo garantizaba el tiempo necesario para llevar a cabo el proyecto que Valle Gran Rey necesita.
En 2021, primer año de uso de los nuevos nichos, fallecieron 42 personas en Valle Gran Rey, y tomando en consideración la tasa de mortalidad en Canarias que ronda el 0,8% lamentablemente las cifras objetivas en las que se debe pensar son, del orden de 30 defunciones al año. En aquel momento estimamos que tendríamos un plazo entre 5 y 10 años máximo para sacar adelante el proyecto de ampliación del cementerio. Ya han pasado casi 5 años.
No es el propósito de estas letras otro que recordar que no se puede dejar dormir este asunto y sería conveniente retomar, sin dilación, un proyecto sobre el que existía consenso, en el que además de la declaración de interés estratégico insular, hay que considerar que el suelo sobre el que se desarrolla la propuesta es Suelo Rústico de Protección Agraria, y será necesario, un cambio de uso, en el planeamiento, como trámite previo a la redacción de los proyectos y puesta en marcha de las licitaciones para la ejecución de las obras de ampliación.
En definitiva, trámites y procedimientos administrativos y legales que requerirán un tiempo que inexorablemente corre en nuestra contra. Como diría Cernuda “La eternidad es ahora, porque luego no habrá tiempo para nada”.
Cristopher Marrero Galvan
La situación llegó a ser tan complicada que a finales de 2019 quedaba poco más que una columna de nichos disponible en el cementerio de Las Manzanillas por lo que acometimos urgentemente la redacción del proyecto de ampliación.
Hay que agradecer a los técnicos que nos asesoraron en aquel momento y especialmente al arquitecto D. Cristóbal Vargas la disposición absoluta, a redactar el proyecto, pues nadie mejor que el autor intelectual de uno de los cementerios más hermosos de Canarias para llevar a cabo tal encomienda con éxito. No sólo se trataba de resolver un problema urgente sino de hacerlo sin alterar el diseño original de una obra tan emblemática y con el máximo respeto a las personas en él sepultadas y sus familias.
El 20 de febrero de 2020, siendo alcalde, en pleno inicio de la pandemia del COVID19 firmé la formalización del contrato de ejecución de las obras de ampliación con un presupuesto de 258.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. Menos de un mes después llegó el colapso total y el confinamiento provocado por la crisis sanitaria de la que en los meses siguientes tendríamos mucho que aprender como sociedad, pero aun así las obras se ejecutaron en un plazo razonable, aunque, por cuestiones conocidas, que no viene al caso recordar, ya no pude firmar el acta de recepción de estas ni supervisar la fase final de la ejecución.
En mi opinión fue un éxito de gestión. Redacción, licitación y adjudicación del contrato de ejecución de obras en apenas unos meses para resolver un problema urgente a pesar de tener todo en contra.
Basta analizar los datos de mortalidad de nuestro municipio para entender que esta solución sólo garantizaba el tiempo necesario para llevar a cabo el proyecto que Valle Gran Rey necesita.
En 2021, primer año de uso de los nuevos nichos, fallecieron 42 personas en Valle Gran Rey, y tomando en consideración la tasa de mortalidad en Canarias que ronda el 0,8% lamentablemente las cifras objetivas en las que se debe pensar son, del orden de 30 defunciones al año. En aquel momento estimamos que tendríamos un plazo entre 5 y 10 años máximo para sacar adelante el proyecto de ampliación del cementerio. Ya han pasado casi 5 años.
No es el propósito de estas letras otro que recordar que no se puede dejar dormir este asunto y sería conveniente retomar, sin dilación, un proyecto sobre el que existía consenso, en el que además de la declaración de interés estratégico insular, hay que considerar que el suelo sobre el que se desarrolla la propuesta es Suelo Rústico de Protección Agraria, y será necesario, un cambio de uso, en el planeamiento, como trámite previo a la redacción de los proyectos y puesta en marcha de las licitaciones para la ejecución de las obras de ampliación.
En definitiva, trámites y procedimientos administrativos y legales que requerirán un tiempo que inexorablemente corre en nuestra contra. Como diría Cernuda “La eternidad es ahora, porque luego no habrá tiempo para nada”.
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