La Fiscalía pide 10 años de cárcel y pagar 10.000 euros por intentar matar a su expareja
La Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife pide que se le impongan a un hombre 10 años de cárcel y el pago de 10.000 euros a su expareja, por considerarlo autor de un delito de quebrantamiento de condena, intento de homicidio y lesiones.
Además, reclama que abone a la mujer y a sus dos hijas 1.500 euros de multa, 960 euros por los 16 días que todas ellas sufrieron las secuelas de la agresión, y mantenerse alejado de ella durante 10 años tras salir de prisión.
El hombre había sido condenado por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer como autor de un delito de quebrantamiento de condena, al incumplir la orden de alejamiento de al menos 500 metros durante ocho meses, y otros cuatro de amenazas.
Pese a ello, en una fecha no determinada retomó la relación sentimental con la mujer a la que empezó a acompañar y comunicarse con ella sin convivir.
Pero un día estando ambos en el domicilio de la víctima, surgió una discusión por la negativa de ésta a dejar sin efecto la orden de alejamiento y le pidió que se marchara de la casa donde estaban sus dos hijas de una relación anterior.
El acusado se puso agresivo y se lanzó sobre su expareja, al tiempo que decía: “¿Lo hago o no lo hago, lo hago o no lo hago? Sí lo voy a hacer, te voy a matar” y procedió a agarrarla fuertemente por el cuello y la tiró sobre la cama.
Entonces le tapó la nariz y la boca y le puso la almohada en la cara, mientras la víctima se revolvía en un intento de zafarse de su agresor, que buscaba dejarla sin aire, propinándole también el golpes con sus piernas mientras ella pedía auxilio.
Las hijas menores, que se encontraban en uno de los dormitorios, salieron al escuchar ruido y observaron cómo el procesado estaba sobre su madre sujetándola fuertemente por el cuello.
Por ello, trataron de quitárselo de encima sin éxito dado que las empujó hacia atrás, golpeándose una de ellas con una puerta al caer al igual que su hermana.
Las menores acudieron en busca de la ayuda de los vecinos del edificio, tocando las puertas, hasta que dos pisos más abajo, una mujer fue alertada de lo que ocurría y se acercó al lugar de los hechos.
Allí observó que el hombre seguía agarrando a la mujer por el cuello mientras ella intentaba soltarse, por lo que le ordenó que parase la agresión y lo empujó con fuerza desestabilizándolo, lo que permitió que se liberada y huyera con sus hijas a otra casa.
La víctima sufrió heridas en el cuello, dificultades para tratar, hematomas en los brazos, rodillas y piernas que tardaron cinco días en curarse y que no han dejado secuelas.
Una de las menores tuvo erosiones en el antebrazo derecho que tardaron seis días en curarse y la otra en la pierna y tobillo que precisaron de cinco, sin que en ambos casos hayan quedado secuelas.
Desde entonces el acusado permanece en situación de prisión provisional hasta la actualidad.
Además, reclama que abone a la mujer y a sus dos hijas 1.500 euros de multa, 960 euros por los 16 días que todas ellas sufrieron las secuelas de la agresión, y mantenerse alejado de ella durante 10 años tras salir de prisión.
El hombre había sido condenado por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer como autor de un delito de quebrantamiento de condena, al incumplir la orden de alejamiento de al menos 500 metros durante ocho meses, y otros cuatro de amenazas.
Pese a ello, en una fecha no determinada retomó la relación sentimental con la mujer a la que empezó a acompañar y comunicarse con ella sin convivir.
Pero un día estando ambos en el domicilio de la víctima, surgió una discusión por la negativa de ésta a dejar sin efecto la orden de alejamiento y le pidió que se marchara de la casa donde estaban sus dos hijas de una relación anterior.
El acusado se puso agresivo y se lanzó sobre su expareja, al tiempo que decía: “¿Lo hago o no lo hago, lo hago o no lo hago? Sí lo voy a hacer, te voy a matar” y procedió a agarrarla fuertemente por el cuello y la tiró sobre la cama.
Entonces le tapó la nariz y la boca y le puso la almohada en la cara, mientras la víctima se revolvía en un intento de zafarse de su agresor, que buscaba dejarla sin aire, propinándole también el golpes con sus piernas mientras ella pedía auxilio.
Las hijas menores, que se encontraban en uno de los dormitorios, salieron al escuchar ruido y observaron cómo el procesado estaba sobre su madre sujetándola fuertemente por el cuello.
Por ello, trataron de quitárselo de encima sin éxito dado que las empujó hacia atrás, golpeándose una de ellas con una puerta al caer al igual que su hermana.
Las menores acudieron en busca de la ayuda de los vecinos del edificio, tocando las puertas, hasta que dos pisos más abajo, una mujer fue alertada de lo que ocurría y se acercó al lugar de los hechos.
Allí observó que el hombre seguía agarrando a la mujer por el cuello mientras ella intentaba soltarse, por lo que le ordenó que parase la agresión y lo empujó con fuerza desestabilizándolo, lo que permitió que se liberada y huyera con sus hijas a otra casa.
La víctima sufrió heridas en el cuello, dificultades para tratar, hematomas en los brazos, rodillas y piernas que tardaron cinco días en curarse y que no han dejado secuelas.
Una de las menores tuvo erosiones en el antebrazo derecho que tardaron seis días en curarse y la otra en la pierna y tobillo que precisaron de cinco, sin que en ambos casos hayan quedado secuelas.
Desde entonces el acusado permanece en situación de prisión provisional hasta la actualidad.
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