Tres años de cárcel para un mujer con un kilo de heroína en su equipaje en Tenerife Sur

La detención tuvo lugar a las 16:00 horas del 16 de noviembre de 2023 cuando los agentes de la Guardia Civil y de la Vigilancia Aduanera interceptaron a la acusada tras desembarcar de un avión procedente de París, después de que uno de los perros de los cuerpos de seguridad marcara la maleta facturada a su nombre.

Una vez retenida, fue acompañada a la sala de equipajes para que recogiera su maleta, mostrando gran nerviosismo y siendo reacia a abrirla a pesar de que había dado varias vueltas en la cinta transportadora, por lo que al final tuvo que hacerlo una vez que fue requerida por los agentes.

Al abrir la maleta, se encontró en su interior comida, la mayoría dentro de paquetes con una especie de harina, que al vaciarlos y pasarlos por el escáner se comprobó que contenían un doble fondo en el que se encontraba la mencionada sustancia.

En concreto, se hallaron 987 gramos con una pureza del 37 por ciento, que la procesada iba a entregar a otra persona que no pudo ser identificada, que a su vez la iba a distribuir en el mercado ilícito de la isla, lo que habría supuesto un beneficio de casi 59.000 euros.

Una vez detenida la mujer aceptó identificar a quienes iban a recibir el envío y para ello se trasladaron a un hotel situado en la localidad de San Isidro, en Granadilla de Abona, donde había quedado con alguien para que recogiera la maleta, permitiendo que las autoridades incluso accediesen a su teléfono móvil.

Sin embargo, la mencionada persona que le daba instrucciones le comunicó que esa noche no irían a buscarla sino al día siguiente, por lo que los agentes supusieron que estaba al tanto de que la mujer había sido descubierta y pusieron fin a la espera.

Al día siguiente alguien que tampoco fue entonces identificado se personó en el hotel preguntando por la detenida y a quien el personal de establecimiento le comunicó que ya no estaba allí.

La procesada dijo que desconocía el contenido del equipaje y que se había comprometido con una amiga para traerlo a la isla, donde alguien lo iría a buscar a un hotel en el que tenía hecha una reserva.

Su defensa denunció la tardanza de varias horas hasta que se le leyeron sus derechos y dijo que aunque tenía sospechas de que podría portar algo ilegal, abrió la maleta y al ver que sólo era comida aceptó el encargo.

La Sala, no obstante, descartó esta versión al considerar que la apariencia del contenido era suficiente para confirmar sus temores, a lo que se une el hecho de que le hubiesen pagado el billete y la estancia y el nerviosismo con el que actuó cuando los agentes le pidieron que abriera su equipaje.

Como atenuante muy cualificado se acepta su disposición a colaborar con las fuerzas de seguridad pese a que finalmente las diligencias no dieron resultado alguno, de lo que no se le culpa a la detenida sino de los agentes que dieron por finalizada la espera un día antes de que se personara en el hotel la persona que preguntaba por ella.