El acusado de agredir a un turista en tranvía dice que no lo recuerda porque consume droga

En el momento en el que ocurrieron los hechos, según declaró en la vista celebrada en la Audiencia Provincial tinerfeña, no estaba tomando medicación desde que había salido del centro de Valle Tabares al cumplir la mayoría de edad, cuatro años después de llegar a Canarias y comenzar el tratamiento.

Su abogada defensora pide que en caso de que se declare su culpabilidad se contemple que cometió un delito de lesiones penado con entre dos y cinco años, que lo hizo bajo el efecto de las drogas, a causa de la dolencia psíquica que padece, y que ya ha depositado 300 euros antes del juicio para reparar el daño.

La Fiscalía por su parte se reiteró en su petición de penas de seis años y que haga frente a una indemnización de 26.000 euros, al considerarlo autor de un delito de lesiones con deformidad.

La agresión tuvo lugar sobre las 22:30 horas cuando el joven estaba con otros dos amigos más y comenzó a preguntarle a la víctima por qué lo miraba, a lo que él no contestó, pero al levantarse para ver cuál era la próxima parada, el joven se acercó y le hizo una herida desde la oreja a la boca en el lado izquierdo de la cara.

El ataque tuvo lugar de forma, bajo su punto de vista, “con toda la intención, sin que lo hubiera provocado”, coincidiendo con el momento en el que se abrían las puertas del vagón en la parada de Guajara.

De forma inmediata los amigos comienzan a reprocharle al acusado lo que había hecho y éste huyó en dirección a Las Mantecas para ser detenido horas después en La Laguna, al recibir la policía la descripción por parte de los vigilantes del tranvía que habían grabado lo ocurrido.

La víctima fue atendida en la misma parada por un sanitario que se encontraba en el interior del vagón y una vez que llegó la ambulancia se dirigió también hacia Las Mantecas pero en el camino se encontró con el procesado, quien salió de un descampado amenazándolo con una navaja.

Entonces el sanitario volvió a la parada para comentar a los policías que había visto al joven pero al realizar una batida por el entorno no lo encontraron.

El arma nunca fue localizada pero todos los testigos coincidieron en que se trataba de un objeto punzante y afilado parecido a una navaja pequeña, tal y como reiteró también la perito que analizó la herida unos días más tarde.

La facultativa indicó que aunque la herida había causado un perjuicio moderado, tenía “gran importancia” dadas las consecuencias estéticas que serán muy difíciles o imposibles de reparar.

La cicatriz tiene una forma de “J”, mide ocho centímetros y tardó diez días en curarse aunque al ser un viajero el afectado la facultativa no pudo realizar un seguimiento a la curación.

En el relato de los hechos coincidieron todos los testigos quienes identificaron al supuesto agresor y en su mayor parte recordaron que el joven iba vestido con una chaqueta roja y unos vaqueros rotos, que no hubo provocación por parte de la víctima y que todo ocurrió en cuestión de segundos.