Se enfrenta a tres años y medio de cárcel y pagar 8.000 euros por agredir a su vecino
Un hombre acusado de un delito de lesiones se enfrenta la próxima semana a la petición de penas por parte de la Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife de tres años y medio de cárcel y el pago de 8.000 euros en concepto de responsabilidad civil y gastos médicos por agredir a un vecino suyo.
El Ministerio Público relata que el acusado se encontró con el vecino, con el que no tenía buenas relaciones, y le pidió que se sentaran a hablar para arreglar las diferencias, a lo que estese negó y subió hasta su piso.
El procesado se quedó fuera del edificio y media hora después empezó a gritarle desde los aparcamientos para que bajara para pelear, a lo que el otro le decía que se había tomado la medicación que le prescribió el psiquiatra y se iba a dormir.
Pero fue tal la insistencia del otro que finalmente bajó al portal y cuando estaba en los últimos escalones cerca de los buzones, el acusado utilizó una pequeña barra de hierro con la que se abalanzó sobre él y le dio un puñetazo en la boca, según la acusación.
El golpe lo impulsó contra la pared dejándole aturdido, para acto seguido el agresor propinarle por segunda vez también en la cara lo que le hizo caer al suelo dándose contra el borde de la escalera.
En esa situación recibió algún golpe más hasta hacerle perder el sentido, quedando el agredido malherido con varias piezas dentales en sus manos y lesiones en su rostro, marchándose luego el agresor.
Instantes después, cuando la víctima recobró la conciencia, pudo llamar al 112, personándose en el lugar una ambulancia cuyos sanitarios le prestaron los primeros auxilios y le trasladaron al Hospital Universitario.
También llegaron agentes de la policía que lo atendieron y realizaron las primeras investigaciones que concluyeron con la localización del agresor, que tenía una mano manchada de sangre.
Según la fiscalía, el agresor reconoció la agresión y los agentes procedieron a su detención.
Como consecuencia de la agresión el perjudicado sufrió traumatismo facial, pérdida de cuatro dientes y daños en otro, para cuya curación precisó de un tratamiento que se extendió durante once días y de las que aún le quedan secuelas como cicatrices.
El acusado se negó a declarar ante el juez, permaneció en su momento en prisión preventiva y tras quedar libre se le impuso la medida cautelar de prohibir acercarse al domicilio del denunciante a menos de 200 metros.
El Ministerio Público relata que el acusado se encontró con el vecino, con el que no tenía buenas relaciones, y le pidió que se sentaran a hablar para arreglar las diferencias, a lo que estese negó y subió hasta su piso.
El procesado se quedó fuera del edificio y media hora después empezó a gritarle desde los aparcamientos para que bajara para pelear, a lo que el otro le decía que se había tomado la medicación que le prescribió el psiquiatra y se iba a dormir.
Pero fue tal la insistencia del otro que finalmente bajó al portal y cuando estaba en los últimos escalones cerca de los buzones, el acusado utilizó una pequeña barra de hierro con la que se abalanzó sobre él y le dio un puñetazo en la boca, según la acusación.
El golpe lo impulsó contra la pared dejándole aturdido, para acto seguido el agresor propinarle por segunda vez también en la cara lo que le hizo caer al suelo dándose contra el borde de la escalera.
En esa situación recibió algún golpe más hasta hacerle perder el sentido, quedando el agredido malherido con varias piezas dentales en sus manos y lesiones en su rostro, marchándose luego el agresor.
Instantes después, cuando la víctima recobró la conciencia, pudo llamar al 112, personándose en el lugar una ambulancia cuyos sanitarios le prestaron los primeros auxilios y le trasladaron al Hospital Universitario.
También llegaron agentes de la policía que lo atendieron y realizaron las primeras investigaciones que concluyeron con la localización del agresor, que tenía una mano manchada de sangre.
Según la fiscalía, el agresor reconoció la agresión y los agentes procedieron a su detención.
Como consecuencia de la agresión el perjudicado sufrió traumatismo facial, pérdida de cuatro dientes y daños en otro, para cuya curación precisó de un tratamiento que se extendió durante once días y de las que aún le quedan secuelas como cicatrices.
El acusado se negó a declarar ante el juez, permaneció en su momento en prisión preventiva y tras quedar libre se le impuso la medida cautelar de prohibir acercarse al domicilio del denunciante a menos de 200 metros.
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