Acusan a una mujer de dejar en la indigencia a su madrastra tras usar su tarjeta bancaria
Una mujer se ha quedado en la indigencia después de permitirle a la hija de su difunto marido que utilizara sus tarjetas bancarias para hacer frente a distintos pagos, como el alquiler de la casa o extraer dinero.
La Fiscalía pide dos años de cárcel para la acusada y el pago de 13.000 euros que se corresponde a la cantidad sustraída, intereses y los daños morales causados.
La perjudicada autorizó a la procesada acceder a sus tarjetas dada la confianza que existía entre ellas, debido a que habían convivido juntas durante los años de matrimonio con su padre desde que la hija era menor de edad.
El Ministerio Público cree que la encausada, con el fin de incrementar su patrimonio, se aprovechó de esta circunstancia para realizar diversas operaciones por valor de casi 8.000 euros, de los que entregó a su madrastra unos 2.000.
Además, utilizó una tarjeta vinculada a la cuenta corriente de la misma persona para llevar a cabo diversas operaciones que sumaron 1.200 euros.
Como consecuencia de todo ello la mujer, que creía estar al corriente de sus obligaciones con terceros, se encontró de pronto con una serie de deudas, incluido el alquiler de su casa o la atención domiciliaria a personas mayores, lo que provocó que dejara de recibirla.
Dadas las circunstancias se vio obligada a vender sus joyas para que no fuera desahuciada de la vivienda y tener que acudir a la Cruz Roja para recibir la alimentación básica.
La Fiscalía pide dos años de cárcel para la acusada y el pago de 13.000 euros que se corresponde a la cantidad sustraída, intereses y los daños morales causados.
La perjudicada autorizó a la procesada acceder a sus tarjetas dada la confianza que existía entre ellas, debido a que habían convivido juntas durante los años de matrimonio con su padre desde que la hija era menor de edad.
El Ministerio Público cree que la encausada, con el fin de incrementar su patrimonio, se aprovechó de esta circunstancia para realizar diversas operaciones por valor de casi 8.000 euros, de los que entregó a su madrastra unos 2.000.
Además, utilizó una tarjeta vinculada a la cuenta corriente de la misma persona para llevar a cabo diversas operaciones que sumaron 1.200 euros.
Como consecuencia de todo ello la mujer, que creía estar al corriente de sus obligaciones con terceros, se encontró de pronto con una serie de deudas, incluido el alquiler de su casa o la atención domiciliaria a personas mayores, lo que provocó que dejara de recibirla.
Dadas las circunstancias se vio obligada a vender sus joyas para que no fuera desahuciada de la vivienda y tener que acudir a la Cruz Roja para recibir la alimentación básica.
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