Martes, 23 de Septiembre de 2025

Efe S/C de Tenerife
Miércoles, 04 de Junio de 2025

Una mujer acusa a su hijastra de robarle el dinero e la cuenta y dejarla en la indigencia

Una mujer, que había acusado a su hijastra de haberle robado dinero de su cuenta y dejarla en la indigencia, ha declarado en el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, que en un momento dado ésta le pidió las claves y las tarjetas “porque yo soy la que paga y no te las voy a tener que pedir a cada momento”.



La defensa de la acusada ha admitido un presunto delito de estafa y aceptaría un año de cárcel y el pago de unos 2.000 euros menos 340, ya devueltos, una multa de 630 euros y se tenga en cuenta el atenuante de confesión y reparación parcial del daño.

La Fiscalía cree que se trata de un delito de apropiación indebida, cuantifica el dinero que habría sustraído la acusada en casi 10.000 euros de los que devolvió unos 2.000, cantidad que se pagaría en concepto de daño moral y que cumpla tres años de cárcel.

La procesada dijo que conocía a la mujer desde que tenía 15 años porque había sido pareja de su padre, ya fallecido en 2016, que era dependiente y por ello se encargaba de diversas tareas como llevarla al médico y extraer el dinero para pagar el alquiler y los gastos mensuales.

La acusada ha negado apropiarse de 10.000 euros y solo ha reconocido 3.900.

Los hechos habrían tenido lugar, según la Fiscalía, entre julio de 2022 y marzo de 2023 período en el que se lamenta que confió “demasiado” en la acusada y que cuando iban al banco se quedaba en el coche y la hijastra era la encargada de sacar dinero del cajero, sin saber exactamente cuánto, sólo conocía lo que le entregaba.

Por consejo de la encausada contrató otra tarjeta de crédito de 4.000 euros de los que ésta se habría apropiado de unos 2.000 pero la deuda llegó al punto de que el banco devolvió los recibos del alquiler y los números rojos hacían imposible que pudiera cobrar los 1.100 euros de pensión.

Dijo que el alquiler en realidad ascendía a 600 euros pero cuando la casera se enteró de lo que había ocurrido aceptó rebajarlo a los actuales 550.

Ante esta situación se vio obligada a empeñar las numerosas joyas de su marido y recurrir a servicios sociales del Ayuntamiento y Cruz Roja para poder comer pero a día de hoy todavía sigue pagando la deuda, mientras que antes “con lo poco que me daban tenía suficiente para poder vivir”.

 

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