Viernes, 19 de Diciembre de 2025

Manuel Fernando Martín Torres.
Viernes, 19 de Diciembre de 2025

La equidad territorial en La Gomera (II). El Agua

Gracias a los que, tras leer el anterior artículo de esta serie, me han hecho consciente de mis desaciertos. Especialmente a Juan y a Andrés. Agradezco también el ánimo recibido. Ya saben que escribo como vecino, dedicado profesionalmente al desarrollo local.

 

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Manuel Fernando Martín Torres.

 

Pero no soy ni periodista, ni académico, ni tampoco especialista en nada. Simplemente, cuando me tienta, escribo unas líneas hasta que me canso, sin volver sobre lo escrito, ni corregir nada, y lo mando para que lo publiquen. Mala costumbre, pero cada loco con su tema.


Tiro del tópico: el agua es, por un lado, fuente elemental de vida y salud; y, por otro, desencadenante de discordias y desigualdad. La Gomera no ha sido ajena a ambas circunstancias. Albergamos la vida del Garajonay por el agua e, históricamente, hemos protagonizado luchas por disponer de ella, bien para regar, o para beberla.


“Es norte y llueve más, hay más presas, todo está más “verdito” y es donde se puede cultivar”. Eso lo he oído toda mi vida y, sin embargo, creo que hoy en día no es del todo cierto. El agua de lluvia que se infiltra y recorre subterráneamente la isla me dicen que va, por buzamiento a parar al sur. Y que precisamente uno de los motivos por los que se abren más pozos en el sur es por la existencia de bolsas de agua de mayor abundancia. Pues eso, que el agua del grifo que, por ejemplo, bebemos en el casco de Vallehermoso proviene de un pozo ubicado en nuestra parte sur. 


En lo que respecta a la obtención del agua de riego creo que en nuestra isla hemos sido más respetuosos – con la naturaleza digamos- que en otras. Se puede afirmar que no hemos perforado por doquier nuestro subsuelo para extraer agua profundizando en cotas inapropiadas. Tal es así, que en algunos puntos del sur de Tenerife, los técnicos agrícolas desaconsejan directamente el uso de aguas de pozo para algunos cultivos. Afortunadamente, nosotros no hemos llegado a ese extremo.


En el norte de La Gomera, por lo general, y repito, por lo general, no regamos con agua de pozos. La filosofía que  alimentaba las estrategias y la política de aguas de las últimas seis o siete décadas ha sido construir embalses que albergaran el agua de lluvia. Y eso funcionó bien, al menos en Vallehermoso, cuando las precipitaciones eran abundantes. 


Ahora estamos en otra situación. En primer término, porque llueve bastante menos, porque las técnicas de desalinización por un lado son más eficaces y por otro lado cada vez más económicas (hablo incluso del bombeo a cotas más altas con energía fotovoltaica) y en tercer lugar porque la depuración de aguas residuales y su reutilización es no ya un compromiso con la economía circular sino para con las directivas y reglamentos europeos para con nuestro medio ambiente que son de obligado cumplimiento.


Pues sí, creo que debemos entender que estamos en una nueva situación. En una nueva perspectiva que nos obliga además de a gastar en modo responsable, a revisar el antiguo concepto de que en el norte tenemos “agua abundante y de calidad”. En el norte no disponemos de agua que nos permita animarnos a cultivar y eso desanima a cualquiera que pretenda dedicarse profesionalmente a la agricultura. Hay cultivos que presentan perspectivas de rentabilidad, algunos más clásicos en el que incluyo al plátano (que con subvención han sido rentables en los últimos años) o el aguacate; y otros más novedosos como la floricultura o los cafeteros. Pueden ser rentables, pero con toda la razón del mundo ningún agricultor asume el riesgo de plantar sin garantizar el riego. Olvidémonos de las penurias de antaño cuando se dejaban caer a la tierra semillas de cereales y granos en las lomadas de secano del noroeste y del sur de la isla esperando que lloviera algo. Eso no es plan. Ni siquiera me atrevo a rememorarlo como un recuerdo agradable de mi niñez.


El Ayuntamiento de Vallehermoso forma parte de la Red Terrae, que es una asociación nacional que procura apoyar las iniciativas agroecológicas. Implementamos hace años un banco de tierras en el que las personas interesadas en cultivar se pudieran poner en contacto con los dueños de la tierra. Dejó de funcionar bien porque, aunque existía la demanda de tierras, y también ciertas ganas de cultivar, los terrenos que se ofrecían o no disponían de agua o bien tenían un derecho a agua de riego que las Comunidades de Regantes no podían garantizar a causa de la sequía.


Sin garantizar el agua de riego, no hay una solución de continuidad para una agricultura que pretenda aportar su granito de arena para evitar la despoblación. Así de claro. Pueden existir agricultores “de hobby” como muchos de nosotros, “jardineros”” que dediquemos parte del tiempo a plantar cuatro matas en modo romántico, para saber lo que comes, personas que escarben en los huertos sociales de algunos pueblos. Pero nada más.


“Todo lo que dicen del banco de tierras abandonadas está muy bien Fernando, pero ¿cómo quieren que me ponga a cultivar si no dicen de dónde saco el agua para regar? me espetó un “neorural” hace unos dos años en una reunión en Vallehermoso. No pude decirle ni mu.


No conozco la situación al detalle en los municipios de Agulo y Hermigua, pero creo que guarda relación con buena parte de lo que sucede en Vallehermoso. 
Una Comunidad de Regantes es una asociación de agricultores de un tipo y de otro, que de la mejor forma, intentan ordenar el día a día de los riegos, que no es poco. Pero están descapitalizadas, no tienen poder para invertir, ni tampoco está a su alcance tomar decisiones de peso que puedan, por ejemplo, paliar el problema de la sequía. Funcionan como han funcionado siempre, de modo artesanal, voluntarioso, participado, intentando que no se desperdicie el agua y esperando a que llueva. 


Con poco margen de acción, los directivos de estas comunidades, dan la cara en modo bastante sufrido a un problema que no está, ni por asomo, en sus manos solucionar que es aumentar la disponibilidad de agua para sus regantes.
Los municipios del sur, a medio plazo, dispondrán de desalinizadoras y luego tendrán redes de distribución que les permitirán disponer de agua de riego en cualquier altitud. Por otro lado, y según leo, el agua depurada proveniente de las E.D.A.R de algunos municipios será reutilizada también para la agricultura. Podríamos entrar a hablar de costes, o cuestionarnos la  calidad de agua, pero lo “impepinable” es que, por lo explicado, el agua para uso agrícola en esas zonas esboza un futuro optimista. Más optimista.


Vallehermoso dispone de E.D.A.R. y está ubicada en el Tejar, (Valle Abajo). Gran parte de las aguas residuales del casco y de los barrios más cercanos van a parar ahí. Hace un par de décadas que se construyó. Se está a la espera de que el agua resultante, una vez tratada, se impulse hacia cotas superiores y alivie la escasez de agua de riego en periodos de sequía. Tengo entendido que incluso el ramal de tubería está en parte ya instalado.


En verdad lo desconozco, pero entiendo que existen otras estaciones depuradoras en Agulo, Alojera o Hermigua que estarán en una situación similar. 
Considero que en la actual planificación hidrológica del Consejo Insular de Aguas de La Gomera y de otros organismos responsables deben estar recogidos algunos de los argumentos expresados y planteadas, asimismo, propuestas de mejora. 

 

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