Jueves, 11 de Diciembre de 2025

Isla de La Gomera
Domingo, 16 de Abril de 2017

La Piratería En San Sebastián De La Gomera

A lo largo de su his­toria, la bahía de San Sebastián fue elegida en numero­sas ocasiones como objetivo de corsarios a causa de sus excelentes condiciones de re­fugio para guarecerse de tempestades en toda época del año.

[Img #54401]Al tratarse de una bahía prácticamente desguarnecida y de fácil acceso provocó que fuera utili­zada por piratas de distintas nacionalidades en numerosas ocasiones.


Otro factor que contribuyó a la pre­sencia en la isla de estos corsarios fue el tráfico comercial con las Indias que aunque no alcanzó las cotas obtenidas por las islas de realengo sí que se des­pachaba algún que otro navío con este destino, y otros o bien se refugiaban embarcaciones esperando poder cargar en el puerto de Garachico.


Por tanto se puede afirmar que la Gomera, por todo lo comentado ante­riormente, se convierte en un objetivo codiciado para los piratas, de ahí que sean conocidas las numerosas invasio­nes que padece, especialmente en los siglos XVI y XVII. De todas ellas se po­drían destacar por sus repercusiones destructivas las de 1.571, 1.599 y 1.618 a cargo de franceses, holandeses y ar­gelinos respectivamente. De Todas for­mas, habría que decir que los ataques navales contra la Gomera comienzan en la segunda mitad del siglo XV siendo los objetivos unas veces los navíos fon­deados en la bahía de San Sebastián o en el peor de los casos, ataques direc­tos contra la capital, produciéndose sa­queos, incendios y destrucción de par­te de los edificios más importantes.


Un aspecto muy a tener en cuenta para entender esta oleada de corsarios en la isla es la aceptación de la convi­vencia pacífica tanto de los vecinos coma de los Titulares del Señorío. És­tos y la oligarquía con excedentes su­ficientes obtenían importantes benefi­cios económicos con el rescate de prisioneros e intercambio de productos. A cam­bio, los corsarios utilizaban la bahía como lugar para esperar las flotas a su paso por la isla, al mismo tiempo que obtenían avituallamiento. Observamos por tanto, como existe una cierta colaboración en­tre los corsarios y los Señores de la isla, movida siempre por el interés económico que hay en este «intercambio comercial fraudulento», ya que los corsarios aun­que en sus países de origen eran consi­derados héroes de guerra, para la Coro­na española eran enemigos.


Pasando ya al relato propiamente di­cho de estos ataques hay que comenzar por el que se produjo el 24 de agosto de 1.571 cuando arriba a la isla el pirata francés Jean de Capdeville al mando de cuatro navíos franceses y uno de nacionali­dad inglesa. De forma inesperada, los franceses desembarcaron en el puerto y sitiaron la Villa obligando a los nativos del lugar a refugiarse en el interior. Los corsarios hugonotes después de saquear el pueblo lo incendiaron, desapareciendo los archivos y malográndose los edificios principales como el «Convento de los San­tos Reyes». La población, aunque reaccio­nó tarde, emprendió un contraataque des­de donde se habían ocultado, que provo­có la retirada de los piratas.


El 13 de julio de 1.599 arribó a la ba­hía capitalina el corsario holandés Pieter Van der Does que venia de atacar a Gran Canaria. La estrategia desarrollada para sorprender a los vecinos de la villa fue diferente a lo que realizaban habitualmente. Para ello, desembarcaron una par­te de los efectivos que traían en la playa de Abalo, a unos pocos kilómetros al nor­te de San Sebastián, con la finalidad de atacar por la espalda a las fuerzas de re­sistencia gomeras. Al mismo tiempo, ha­cían su entrada por la bahía, establecien­do así dos frentes de ataque. Los solda­dos isleños, en previsión del ataque frontal y con intención de engañar a los ho­landeses habían enterrado en la playa tres cañones de bronce y las campanas de la Iglesia. Mientras, los señores de la isla se retiraron a su hacienda de los Chejelipes, al fondo del barranco de San Sebastián. La defensa gomera fue muy valiente y arriesgada pero no pudieron vencer al grueso de la escuadra holan­desa que incendió el pueblo y rescató la artillería y las campanas. El 21 de julio, los holandeses abandonaron San Sebastián dejándolo materialmente arrasada.


Para finalizar estos relatos, hay que mencionar la violenta Invasión argelina que capitaneada por Tabac y Solimán y compuesta por sesenta navíos se presen­tó en la Gomera, después de saquear Lanzarote el día 20 de mayo de 1.618. Era tal la mayoría de las tropas invasoras que toda la población huyó hacia el interior, dejando la villa totalmente abandonada. Incluso el propio Señor, D Gaspar de Castilla y Guzmán, huyó a re­fugiarse con su familia en La Palma. Los argelinos como no encontraron resisten­cia alguna se dedicaron a saquear el pue­blo y a realizar incursiones hacia el in­terior encontrando algunos nativos que fueron posteriormente vendidos en Argel como esclavos. Antes de abandonar la villa, prendieron fuego a la Iglesia mayor, la residencia señorial y un gran número de casas particulares quedando también la Torre del Conde totalmente desmantelada.


A partir de este acontecimiento el te­mor se hizo presa de los lugareños que durante mucho tiempo suspendieron sus relaciones comerciales con otras islas por miedo a nuevos ataques.

 

Artículo de José Juan Padrón Padilla


ESEKEN, edición impresa Nº 7, pag. 3

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