Miércoles, 05 de Noviembre de 2025

Santiago Negrín Dorta
Domingo, 20 de Febrero de 2022

Freno de mano...y marcha atrás

El agujero en el zapato de Pablo Casado tiene el tamaño de un cráter lunar. Del tiro que se metió. Hasta el jueves había un partido en España que representaba la opción más creíble para millones de españoles que buscaban alternativa a un gobierno de izquierdas. Solo se han hecho falta 48 horas y un ataque suicida, para que esos millones de españoles estén huérfanos de esa alternativa...y ahora freno de mano y marcha atrás.

 

[Img #84167]Un partido no pertenece a sus dirigentes, sino a sus votantes. Ahora millones de votantes mascullan (y con razón), que, si el PP, que era la alternativa, dirige su chiringuito a golpe de chifladuras, investigaciones mafiosas y detectives, en lo que se ha definido siempre como un partido muy democrático, Pues eso, cómo van a dirigir un país. “Guárdame un cachorro...”, como diría Tato el Coneja.

 

Yo no sería feliz en un partido donde las miserias particulares son investigadas y guardadas en un cajón, a la espera de ser sacadas “pasear” en el momento oportuno. Si no, que pregunten a Cristina Cifuentes, a la que 7 años después, quemaron en la pira por coger dos pinturitas de una tienda. O al propio Núñez Fijóo, del que apareció, misteriosamente, una olvidada foto bañándose con un contrabandista.

 

Pase lo que pase, Pablo Casado, aunque cierre el Expediente X Ayuso, se cayó del arbol. Pase lo que pase, Isabel Díaz Ayuso ya no será la misma. Pase lo que pase (y con un silencio atronador) hay un tipo de apellido Abascal, que ha encargado ración doble de cotufas para contemplar cómo un par de millones de votos vuelven a casa y no precisamente por Navidad. Pase lo que pase, a Pedro Sánchez le llegó de regalo una bombona de oxígeno, de color azul y con gaviota pintada.

 

Casado y su tropa abrieron la jaula de los leones del circo que se montaron, pero estos mordieron el bistec envenenado. Y ahora, hay un tipo, que mira desde Galicia, pensando si agarra el tren y se va a Madrid. Hay trenes que solo pasan una vez, pero Feijóo está cómodo en Galicia. Lo conocí hace años, coincidí con él en su tierra, hablamos, y sí, es un líder natural y absoluto. Ha dejado pasar muchos trenes. Tal vez éste sea el último tren de Don Alberto. Tiene sitio reservado. 

 

 

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