Lunes, 20 de Octubre de 2025

Opinion ..
Miércoles, 21 de Diciembre de 2022

Carta para un compañero

Nunca sabes cuándo te vas, ni todo lo que dejas atrás. Casi nadie hace recuento de lo vivido, aún más cuando tu despedida es de una forma repentina.


Nuestro compañero era así, sigiloso, silencioso en el estar, de mucha escucha y pocas palabras, pero siempre presente, colaborador. Para nosotros imprescindible, nuestras manos y el motor de arranque de nuestro trabajo diario, por esto de que todo es telemático y está informatizado. Encargado de nuestra conexión y de la resolución de conflictos con el mundo digital desde su puesto como informático municipal.


Muchos le conocemos desde hace bastante tiempo, desde que trabajaba en el edificio donde se ubicaba anteriormente la Recaudación municipal y Radio Ipalán, después desde una pequeña mesa en las dependencias de la Intervención Municipal y ahora, en una oficina de la tercera planta del ayuntamiento llena de sistemas, ordenadores, ratones, torres, cables, pilas, baterías…elementos con los que lidiaba cada día.


Lo recordaremos como un correcaminos, bajando y subiendo escaleras, yendo y viniendo deprisa para mantener todos los centros municipales prestando sus servicios.


Le gustaba brindar siempre, por la vida, por el momento y especialmente cuando llegaba Navidad y final de año, despedir alegremente, el lugar no importaba: desde una oficina-trastero llena de cosas, en medio de la Secretaría y hasta un local más grande, siempre entre compañeros.


Meticuloso y riguroso en su trabajo, metódico y ordenado, de la vieja escuela de la cyber seguridad y el buen hacer, defensor del reciclaje y de reutilizar; y también de sonrisa soslayada, de ojos chispeantes, y al que seguro le gustaba oír a Carmiña cantar “Ay Lalo, Lalillo, Lalo” cuando le tocaba limpiar su oficina… recuerdos que perdurarán en el tiempo y para siempre.


Cuando una persona deja atrás su buen hacer y estar personal y profesionalmente, puede sentirse satisfecho. Por encima de todo, además de un buen compañero y empleado público, fue una buena persona: ¿a quién no le hace feliz que le recordaran así?.


Nuestro más sentido apoyo a su familia, especialmente a su compañera en el camino, Consuelo, a sus dos hijas y a sus padres y hermanos.
Uno es lo que es por lo que hace para mejorar uno mismo, pero sobre todo, por lo que hace para mejorar a los demás y LALO hizo mucho de eso por todos nosotros…


Un abrazo al cielo, grande y sin aspavientos…como TÚ.


DE TODOS TUS COMPAÑEROS.

 

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