Martes, 30 de Septiembre de 2025

Lunes, 06 de Febrero de 2023

El cambio climático se debe principalmente a causas naturales

La dimensión humana, social y económica que tienen los problemas medioambientales ha convertido ciertas cuestiones como el cambio climático o la pérdida de biodiversidad en prioridades indiscutibles a nivel mundial. Desde el punto de vista metodológico, abordar el cambio climático requiere introducir enfoques de gestión integral en los que estén implicados sectores productivos estratégicos y modelos de predicción económica con mecanismos de coordinación intersectorial y, en definitiva, de cooperación interterritorial e internacional.

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Luis Herrera Mesa *

 

En la actualidad, las amenazas que afectan de forma más alarmante a la diversidad biológica como los cambios en el uso del suelo, el cambio climático, el cambio relativo del nivel del mar, la fragmentación de los ecosistemas, o la introducción de especies exóticas invasoras, están estrechamente ligadas a los procesos de cambio global y adquieren, en muchos casos, la dimensión de grandes problemas planetarios como indico en el libro ‘Ecología, cambio climático y sexta extinción’ (McGraw-Hill).

 

El cambio climático se ha identificado como uno de los principales retos mundiales junto a otros desafíos como el uso y disponibilidad de agua dulce a todos los niveles, la acidificación de los océanos, las interferencias en los ciclos del nitrógeno y del fósforo, la contaminación química y el efecto de los aerosoles en la atmósfera, que afectan a la biosfera.

 

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) lo define como “el cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”. Por lo tanto, hemos de diferenciar entre el cambio climático atribuible a las actividades humanas -que denominamos ‘efectos antrópicos’-, con alteración de la composición atmosférica, y la variabilidad climática atribuible a causas naturales.

 

A través de diferentes publicaciones científicas sabemos que la influencia de los efectos antrópicos de las emisiones de gases de efecto invernadero son mínimas frente a efectos astrofísicos propios del planeta como la precesión, la oblicuidad del eje de la Tierra, los cambios en la excentricidad de la órbita terrestre, las grandes erupciones volcánicas -con emisión de grandes cantidades de dióxido de carbono, óxido nitroso, y otros gases de efecto invernadero-, las emisiones naturales de metano de los pantanos y de los fondos oceánicos, etc.; además, de otros episodios ajenos al planeta como las tormentas solares, las explosiones de las supernovas o las radiaciones cósmicas, entre otras. Este conjunto de fenómenos hace que el planeta experimente periodos cíclicos de glaciación de 40.000 a 80.000 años alternando con periodos interglaciares de temperaturas benignas. En efecto, en los últimos 400.000 años ha habido cuatro periodos glaciares, separados por periodos cálidos llamados periodos interglaciares. En el penúltimo periodo interglaciar, hace unos 100.000 años, la temperatura media global alcanzó unos 4ºC por encima de la temperatura media actual sin que existieran efectos antrópicos porque la especie humana no tuvo efectos sobre el clima, lo que viene a confirmar que el calentamiento global es debido a las causas naturales comentadas anteriormente en lugar de que sean debidas a causas antrópicas.


Nos encontramos en un periodo interglaciar en el que el calentamiento global es debido fundamentalmente a causas naturales. La atmósfera y el océano se calientan, los volúmenes de nieve y hielo disminuyen, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de gases de efecto invernadero han aumentado como en otras épocas pretéritas, mientras sigue la controversia científica si son los gases de efecto invernadero los que producen el cambio climático o es el incremento de temperaturas el que produce el aumento de gases de efecto invernadero.

 

Lo que hoy por hoy está en nuestras manos es aportar soluciones que puedan mitigar algo esta época de calentamiento mediante el desarrollo y aplicación de todo tipo de energías renovables: solares, eólicas, hidráulicas y geotérmicas; y especialmente soluciones basadas en la naturaleza como la reforestación, porque los bosques mediante la fotosíntesis funcionan como sumideros de CO2, absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y lo transforman en madera y follaje que se acumula en el suelo en forma de humus y mantillo.

* Premio Humboldt, Universidad de Navarra

 

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