"Lo peor" de los incendios forestales en Canarias "está por venir", avisan los expertos
Urge impulsar en el archipiélago un paisaje mosaico regenerativo que reduzca el combustible vegetal con una estrategia agrícola y ganadera sostenible. No basta con más aviones y helicópteros
Más de 5.000 profesionales de Canarias, de las ramas de la ingeniería forestal, la ingeniería agrícola, veterinaria, la agricultura y la ganadería, advierten en un Manifiesto que el archipiélago es un polvorín expuesto a megaincendios forestales que pueden desencadenarse simultáneamente en varias islas. Una amenaza que se aproxima cada año que pasa y que reclama un nuevo modelo territorial que cuide nuestra biodiversidad. No es cuestión de más aviones y helicópteros, sino de un cambio más profundo.
![[Img #92091]](https://gomeraverde.es/upload/images/08_2023/7848_00.jpg)
Canarias es el escenario perfecto para que se desarrollen cada vez más incendios forestales, advierten diversos colectivos que aglutinan a más de 5.000 técnicos del sector y profesionales agrícolas y ganaderos, en un Manifiesto por una prevención integral de los Grandes Incendios Forestales en Canarias.
Esos grandes incendios forestales pueden transformarse en megaincendios con un poder destructivo sin precedentes para personas e infraestructuras que incluso podrían declararse simultáneamente en varias islas.
Amenaza regional
Esta amenaza afecta a la mayoría de nuestras islas, señala el Manifiesto, algunas de ellas muy densamente pobladas como son Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Según estimaciones de estos expertos, sólo en Gran Canaria hay más de 40.000 personas en riesgo potencial dentro de las Zonas de Alto Riesgo de Incendio declaradas oficialmente.
Hace 4 años, recuerda el Manifiesto, cuando sucedieron los grandes incendios de Gran Canaria, los expertos alertaron que aquella situación iba a repetirse y que las condiciones podrían ser peores. Lamentablemente, el tiempo nos ha dado la razón, añade.
En aquella ocasión, agosto del 2019 en Gran Canaria, la vida y los hogares de más de 9.000 personas se vieron directamente amenazados por un incendio de 9.500 hectáreas. En el incendio todavía vigente de Tenerife, han sido más de 12.000 las personas cuyos hogares se han visto directamente amenazados por un incendio que ha calcinado casi 15.000 hectáreas.
Lo peor está por llegar
El Manifiesto advierte a continuación que lo peor está por llegar si no se actúa con rigor y rapidez, porque todavía no nos hemos enfrentado al peor escenario posible.
Señala que, en el actual incendio de Tenerife, la meteorología, sin ser favorable, podría haber sido aún más compleja, con vientos más fuertes y propagaciones más rápidas.
Recuerda al respecto el Manifiesto que este incendio consumió la mayor parte de sus 15.000 ha de perímetro en 5-6 días. Sin embargo, el gran incendio de Tenerife del 2007 consumió la misma superficie en solo 3 días, empujado por un viento de componente Este de más de 70 km/h.
Escenario apocalíptico plausible
Por otro lado, también podría haberse dado la situación de sufrir múltiples incendios simultáneos, dentro de Tenerife, en otras islas o incluso a nivel estatal, que habrían impedido contar con el ingente número de recursos, medios aéreos y efectivos con los que se ha podido contar, aportados por otros Cabildos, el Gobierno de Canarias o el Estado desde otras provincias.
Este escenario apocalíptico no puede descartarse en absoluto, tal como muestran las experiencias de otros países como Estados Unidos, Canadá o Grecia, porque nuestro modelo territorial está provocando un incremento constante del combustible vegetal en el paisaje y que ello, unido a las condiciones climáticas propicias de Canarias, incrementadas por el cambio climático, generan el cóctel perfecto para el desarrollo de grandes incendios forestales, señala el Manifiesto.
Hay soluciones
Los expertos plantean que para alejar la posibilidad de que estos terribles escenarios se multipliquen e intensifiquen en el futuro hay que ir al fondo del problema, que es cambiar el modelo territorial, porque la amenaza no se va a disipar porque se añadan más medios, más helicópteros o más aviones.
Lo que de verdad se necesita es contar con paisajes en los que se puedan apagar los incendios, señala el Manifiesto, añadiendo que el modelo de paisaje que se puede apagar es el paisaje mosaico.
Se trata de construir un paisaje en el que se intercalan diferentes usos del suelo y que, fundamentalmente, supone un nuevo modelo territorial en el que las acumulaciones de combustible disponible para arder están limitadas.
Recuperación agrícola y ganadera
En este modelo, señala el Manifiesto, los usos agrícolas y la ganadería extensiva juegan un papel fundamental, por lo que es crucial que mantengamos y, sobre todo, recuperemos nuestra agricultura de medianías y nuestra ganadería extensiva: son actividades necesarias para mantener un paisaje resiliente que permita preservar toda su funcionalidad incluyendo la biodiversidad. Por eso hablamos de construir en las islas un paisaje mosaico regenerativo.
Entre las medidas clave para impulsar esta recuperación, el Manifiesto cita los Pagos por Servicios Ambientales, esto es, establecer contratos con las explotaciones agrícolas, ganaderas o forestales en los que se les paga una renta anual a cambio de que mantengan sus terrenos en producción y adopten prácticas de producción sostenibles y que beneficien a la biodiversidad. Esta medida se está aplicando actualmente en Gran Canaria mediante el Programa Gran Canaria Pastorea y se considera imprescindible que se impulse y amplíe a la agricultura y a la actividad forestal de forma generalizada en el archipiélago.
Continuidades estratégicas en zonas más naturales
Otra parte sustancial del modelo es la creación de discontinuidades estratégicas en áreas protegidas que, seleccionadas de forma adecuada, contribuyan a preservar la biodiversidad en las mismas mediante tratamientos selvícolas, quemas prescritas o incluso pastoreo extensivo. De esta forma, actuando en áreas reducidas, se puede disminuir significativamente el impacto del fuego y sus consecuencias para nuestra frágil biodiversidad.
Concluye el Manifiesto señalando que, para alejar la amenaza de los incendios forestales en Canarias, no basta con intercalar estructuras menos inflamables con un uso agrario, sino también de impulsar modelos productivos regenerativos que contribuyan a la capacidad de la biodiversidad de regenerarse y a que nuestros ecosistemas naturales y seminaturales se adapten a los futuros escenarios climáticos. Contar con la naturaleza y su sabiduría natural a nuestro favor es clave, sentencia el Manifiesto.
Canarias es el escenario perfecto para que se desarrollen cada vez más incendios forestales, advierten diversos colectivos que aglutinan a más de 5.000 técnicos del sector y profesionales agrícolas y ganaderos, en un Manifiesto por una prevención integral de los Grandes Incendios Forestales en Canarias.
Esos grandes incendios forestales pueden transformarse en megaincendios con un poder destructivo sin precedentes para personas e infraestructuras que incluso podrían declararse simultáneamente en varias islas.
Amenaza regional
Esta amenaza afecta a la mayoría de nuestras islas, señala el Manifiesto, algunas de ellas muy densamente pobladas como son Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Según estimaciones de estos expertos, sólo en Gran Canaria hay más de 40.000 personas en riesgo potencial dentro de las Zonas de Alto Riesgo de Incendio declaradas oficialmente.
Hace 4 años, recuerda el Manifiesto, cuando sucedieron los grandes incendios de Gran Canaria, los expertos alertaron que aquella situación iba a repetirse y que las condiciones podrían ser peores. Lamentablemente, el tiempo nos ha dado la razón, añade.
En aquella ocasión, agosto del 2019 en Gran Canaria, la vida y los hogares de más de 9.000 personas se vieron directamente amenazados por un incendio de 9.500 hectáreas. En el incendio todavía vigente de Tenerife, han sido más de 12.000 las personas cuyos hogares se han visto directamente amenazados por un incendio que ha calcinado casi 15.000 hectáreas.
Lo peor está por llegar
El Manifiesto advierte a continuación que lo peor está por llegar si no se actúa con rigor y rapidez, porque todavía no nos hemos enfrentado al peor escenario posible.
Señala que, en el actual incendio de Tenerife, la meteorología, sin ser favorable, podría haber sido aún más compleja, con vientos más fuertes y propagaciones más rápidas.
Recuerda al respecto el Manifiesto que este incendio consumió la mayor parte de sus 15.000 ha de perímetro en 5-6 días. Sin embargo, el gran incendio de Tenerife del 2007 consumió la misma superficie en solo 3 días, empujado por un viento de componente Este de más de 70 km/h.
Escenario apocalíptico plausible
Por otro lado, también podría haberse dado la situación de sufrir múltiples incendios simultáneos, dentro de Tenerife, en otras islas o incluso a nivel estatal, que habrían impedido contar con el ingente número de recursos, medios aéreos y efectivos con los que se ha podido contar, aportados por otros Cabildos, el Gobierno de Canarias o el Estado desde otras provincias.
Este escenario apocalíptico no puede descartarse en absoluto, tal como muestran las experiencias de otros países como Estados Unidos, Canadá o Grecia, porque nuestro modelo territorial está provocando un incremento constante del combustible vegetal en el paisaje y que ello, unido a las condiciones climáticas propicias de Canarias, incrementadas por el cambio climático, generan el cóctel perfecto para el desarrollo de grandes incendios forestales, señala el Manifiesto.
Hay soluciones
Los expertos plantean que para alejar la posibilidad de que estos terribles escenarios se multipliquen e intensifiquen en el futuro hay que ir al fondo del problema, que es cambiar el modelo territorial, porque la amenaza no se va a disipar porque se añadan más medios, más helicópteros o más aviones.
Lo que de verdad se necesita es contar con paisajes en los que se puedan apagar los incendios, señala el Manifiesto, añadiendo que el modelo de paisaje que se puede apagar es el paisaje mosaico.
Se trata de construir un paisaje en el que se intercalan diferentes usos del suelo y que, fundamentalmente, supone un nuevo modelo territorial en el que las acumulaciones de combustible disponible para arder están limitadas.
Recuperación agrícola y ganadera
En este modelo, señala el Manifiesto, los usos agrícolas y la ganadería extensiva juegan un papel fundamental, por lo que es crucial que mantengamos y, sobre todo, recuperemos nuestra agricultura de medianías y nuestra ganadería extensiva: son actividades necesarias para mantener un paisaje resiliente que permita preservar toda su funcionalidad incluyendo la biodiversidad. Por eso hablamos de construir en las islas un paisaje mosaico regenerativo.
Entre las medidas clave para impulsar esta recuperación, el Manifiesto cita los Pagos por Servicios Ambientales, esto es, establecer contratos con las explotaciones agrícolas, ganaderas o forestales en los que se les paga una renta anual a cambio de que mantengan sus terrenos en producción y adopten prácticas de producción sostenibles y que beneficien a la biodiversidad. Esta medida se está aplicando actualmente en Gran Canaria mediante el Programa Gran Canaria Pastorea y se considera imprescindible que se impulse y amplíe a la agricultura y a la actividad forestal de forma generalizada en el archipiélago.
Continuidades estratégicas en zonas más naturales
Otra parte sustancial del modelo es la creación de discontinuidades estratégicas en áreas protegidas que, seleccionadas de forma adecuada, contribuyan a preservar la biodiversidad en las mismas mediante tratamientos selvícolas, quemas prescritas o incluso pastoreo extensivo. De esta forma, actuando en áreas reducidas, se puede disminuir significativamente el impacto del fuego y sus consecuencias para nuestra frágil biodiversidad.
Concluye el Manifiesto señalando que, para alejar la amenaza de los incendios forestales en Canarias, no basta con intercalar estructuras menos inflamables con un uso agrario, sino también de impulsar modelos productivos regenerativos que contribuyan a la capacidad de la biodiversidad de regenerarse y a que nuestros ecosistemas naturales y seminaturales se adapten a los futuros escenarios climáticos. Contar con la naturaleza y su sabiduría natural a nuestro favor es clave, sentencia el Manifiesto.
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