La madre de la mujer asesinada por su expareja dice en el juicio que el hombre no le gustó
La madre de una mujer presuntamente asesinada en el verano de 2022 en el centro de Santa Cruz por su expareja recordó este lunes, durante el juicio, que la relación comenzó cuando su hija tenía 16 años y que en principio el hombre no le gustó porque le parecía "un quinqui".
En la primera sesión del juicio, el hombre, acusado de acabar en el verano de 2022 en el centro de Santa Cruz de Tenerife con la vida de su expareja durante veinte años, admitió su culpabilidad y se justificó por el consumo de drogas.
Según la acusación, el 22 de julio de 2022 el hombre esperó a su expareja en el exterior del edificio en el que trabajaba como limpiadora, en una calle cercana a Ramón y Cajal, y le asestó unas doce cuchilladas con un puñal de 14 centímetros, de las que gran parte era mortales de necesidad.
Según el testimonio de la madre de la víctima, aunque a no le gustaba la pareja de su hija, lo aceptó al verla feliz, según ha declarado durante la vista con jurado.
La madre calificó de "horribles" los últimos dos años de la relación porque veía muchas peleas y el hombre robaba dinero, tanto a su expareja como a ella misma.
Recuerda que en una ocasión salió sin él en Carnavales y cuando regresó por la mañana le había tirado toda la ropa por la ventana.
Las separaciones eran constantes, pero él iba a la casa de la familia de la víctima le pedía perdón, ella lo creía y se reconciliaban.
A finales de julio, sin embargo, tras la ruptura definitiva y que ella le enviara una foto con un chico, el acusado llamó a la madre quejándose del sufrimiento que le estaba provocando su ya expareja.
Dijo que el procesado en los últimos años, "era otra persona, mentía y robaba mucho, perdía todos los trabajos y siempre le estaba diciendo a ella que estaba loca".
La víctima no le tenía miedo pero la madre estaba segura de que iba a pasar una tragedia aunque no creía que llegara al punto de quitarle la vida.
La madre dijo que siempre se ha llevado bien con los padres del acusado porque, tal y como declaró, "ellos no tienen culpa de lo que hizo su hijo", y en cuanto al consumo de drogas nunca tuvo constancia sino apenas sospechas.
El padre de la víctima intervino también en esta sesión y coincidió en señalar que el acusado desde un principio sólo dejaba que su hija saliera con él y lo calificó de "medio atravesado", en respuesta a la pregunta de cómo lo calificaría.
La víctima sí le comentó en una ocasión que su expareja tenía problemas con la droga y que “a veces viene colocado”, señaló por último.
En la primera sesión del juicio, el hombre, acusado de acabar en el verano de 2022 en el centro de Santa Cruz de Tenerife con la vida de su expareja durante veinte años, admitió su culpabilidad y se justificó por el consumo de drogas.
Según la acusación, el 22 de julio de 2022 el hombre esperó a su expareja en el exterior del edificio en el que trabajaba como limpiadora, en una calle cercana a Ramón y Cajal, y le asestó unas doce cuchilladas con un puñal de 14 centímetros, de las que gran parte era mortales de necesidad.
Según el testimonio de la madre de la víctima, aunque a no le gustaba la pareja de su hija, lo aceptó al verla feliz, según ha declarado durante la vista con jurado.
La madre calificó de "horribles" los últimos dos años de la relación porque veía muchas peleas y el hombre robaba dinero, tanto a su expareja como a ella misma.
Recuerda que en una ocasión salió sin él en Carnavales y cuando regresó por la mañana le había tirado toda la ropa por la ventana.
Las separaciones eran constantes, pero él iba a la casa de la familia de la víctima le pedía perdón, ella lo creía y se reconciliaban.
A finales de julio, sin embargo, tras la ruptura definitiva y que ella le enviara una foto con un chico, el acusado llamó a la madre quejándose del sufrimiento que le estaba provocando su ya expareja.
Dijo que el procesado en los últimos años, "era otra persona, mentía y robaba mucho, perdía todos los trabajos y siempre le estaba diciendo a ella que estaba loca".
La víctima no le tenía miedo pero la madre estaba segura de que iba a pasar una tragedia aunque no creía que llegara al punto de quitarle la vida.
La madre dijo que siempre se ha llevado bien con los padres del acusado porque, tal y como declaró, "ellos no tienen culpa de lo que hizo su hijo", y en cuanto al consumo de drogas nunca tuvo constancia sino apenas sospechas.
El padre de la víctima intervino también en esta sesión y coincidió en señalar que el acusado desde un principio sólo dejaba que su hija saliera con él y lo calificó de "medio atravesado", en respuesta a la pregunta de cómo lo calificaría.
La víctima sí le comentó en una ocasión que su expareja tenía problemas con la droga y que “a veces viene colocado”, señaló por último.
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